Un suceso real de alcance mundial

Es evidente que la historia del Alakrana es una historia real, con una cronología precisa y transmitida con detalle por los medios de comunicación a lo largo de todo el secuestro. Sólo el relato de los hechos nos proporciona una historia con suspense, tensión, intrigas políticas, y todos aquellos elementos necesarios para mantener el interés del espectador, pero hay algo más; algo que trasciende la propia anécdota del secuestro y que nos permite desarrollar un relato de mayor calado que supere a esa mera relación de acontecimientos, como en casos de películas como “El jardinero fiel” o “Black Hawk derribado”.

Y es una historia de alcance universal, que une a dos partes de una misma realidad pero a la vez dos caras de un mismo espejo. Sin héroes ni villanos, y todo a la vez. Ni vencedores ni vencidos. En todo caso, marineros y secuestradores como dos caras de la misma moneda, al servicio de algo que supera muchas veces la simple lógica. Seres humanos expuestos a situaciones límites, cada uno con sus razones.

Uno de los temas más mediáticos a nivel mundial que encontramos en estos momentos es el de la piratería que está ocurriendo en aguas del Índico. Y afecta a gran parte del mundo: desde Japón hasta Grecia. Pero decir esto sería quedarnos en la superficie de la situación. Y no haría justicia al guión ni al planteamiento de dirección. Aunque sí que es cierto que nos permite crear una trama que sea común a muchos.

Una historia de personajes

Mas allá de la política, de las implicaciones del rescate, de las decisiones correctas o incorrectas que pudieran tomarse, la historia del secuestro del Alakrana está llena de grandes personajes atrapados en una situación límite. No hay aquí grandes rescates heroicos, ni marineros que consigan recuperar el control del barco convirtiéndose en héroes, pero es una historia de superación con personajes muy bien definidos en ambos bandos.

El capitán o el patrón del barco no son dueños de nada, y se juegan la vida en jornadas intensas de trabajo lejos de casa; una casa donde también escasean los recursos para poder mantener a las familias.

El cabecilla de los piratas en el barco no es el jefe de su clan pirata. Él es uno más de estos hombres que han pasado 18 días en alta mar en condiciones precarias, sin apenas comida a la búsqueda de una posible presa. Como ellos, él no tiene nada y está dispuesto a jugarse la vida en este cara o cruz de la piratería con el fin de conseguir en unos cuantos golpes todo lo que nunca podría lograr en una vida entera de trabajo en su tierra.

En el fondo es como si el patrón fuera aquello que el cabecilla de los piratas hubiera querido ser si sus condiciones fueran otras: un buen marino, con un buen trabajo, respetado por sus hombres y con una familia en tierra que le espera a la puerta de una casa con todas las comodidades. El cabecilla es el reflejo siniestro del patrón. Son el blanco y el negro de una misma situación y esa tensión, ese pulso continuo entre los dos a la vista de todos sus hombres será el eje “emocional” de todo el relato mientras la trama va pasando por todas las situaciones que los hombres del Alakrana y sus captores vivieron a lo largo del secuestro.

Por supuesto habrá política, veremos los tejemanejes y la “industria” que se ha creado en torno a los rescates de barcos como el Alakrana tanto en África como en despachos de Londres, pero centraremos siempre nuestro punto de vista en este triángulo de personajes y en esa lucha por doblegar al otro, por romper al diferente, que no es en el fondo sino el reflejo de uno mismo.

Tratamiento visual y punto de vista

El tratamiento visual que se le pretende dar se basa en un aspecto de corte documental al estilo de Ridley Scott en “Black Hawk Down”, con el tratamiento de luz más cercano a Fernando Meirelles en “El jardinero fiel” o del propio Paul Greengrass, en cualquiera de sus Bournes o en “United 93”.

Pretendemos tener un acercamiento realista, casi periodístico al suceso, pero elevándolo a un nivel cinematográfico mayor para poder así ahondar en las profundidades del conflicto y de sus personajes. Sin olvidar que es un producto televisivo y que por ello requiere una estructura y un ritmo determinado, para poder tener al espectador pendiente en todo momento de la historia.

Un hecho que nos preocupaba era que el espectador diese por conocido el suceso; por ello adoptamos un punto de vista que nadie ha visto: el de los marineros y los piratas. Se ha seguido todo mediáticamente con una visión sesgada, pero nadie ha tenido la oportunidad de entrar en el barco, de adentrarse en sus entrañas, vivir el secuestro desde dentro, de sentirlo, de descubrir cómo fueron las relaciones con los captores y entre los marineros. Y por otro lado, descubrir también la figura de los secuestradores, de su origen, motivaciones,…

Todo ello lo hemos plasmado en el triángulo entre el capitán, el patrón y el cabecilla somalí, como esquema básico de relación, aunque en la mini-serie tenemos más de 58 personajes que de algún modo u otro intervienen en la historia, que no hacen más que reforzar la trama y los personajes, así como sus motivaciones, desde los diferentes puntos de vista: tramas de negociadores, abogados y bufetes, familiares de los marineros, episodios del pasado de los personajes, corruptelas políticas en Somalia, el armador, el paso de los barcos por el Cuerno de África, periodistas,…

Investigación como clave del desarrollo del proyecto

El por qué hemos decidido realizar esta mini-serie lo podríamos resumir fácilmente en su alcance internacional, en su repercusión mediática, en el sufrimiento de las familias a ambos lados, pero además de todo ello, nos interesa explorar siete poderosas razones que ilustran lo que el guión refleja y lo que nos encontraremos con la mini-serie:

1ª razón: 35 millones en rescates es un negocio no sólo para los piratas

Tras el secuestro del buque atunero Alakrana el 2 de octubre de 2009, fue conducido a Haradere, en el centro de la costa de Somalia, puerto franco pirata, junto con Eyl, donde se fondean los barcos raptados. En la última década, en la zona ha sido secuestrados 3.200 marinos, de los que 500 resultaron heridos y 160 muertos. Sólo en 2008, 293 barcos fueron asaltados (17 secuestrados) frente a Somalia, y según la ONU, se habrían pagado 20 millones de euros en rescates, cantidad que incluiría los entre 750.000 euros y un millón de euros pagados por el Gobierno español por la liberación del Playa de Bakio en abril de 2008. Con el Alakrana, con 3 años de antigüedad y valorado en 30 millones de euros, los secuestradores llegaron a pedir una cifra mucho más alta. Utilizaron como mediador a la misma persona que negoció durante el secuestro del buque alemán MV Victoria, retenido durante dos meses y medio –también en Haradere- y liberado en julio de 2009 tras el pago de 1,2 millones. Francia se ha decantado por la intervención militar para liberar a sus barcos raptados, y ya en 2008 el ejercito francés actúo en dos ocasiones, aunque en abril de 2009 durante una operación similar murió uno de los cinco ocupantes que intentaban liberar.

2ª razón: 75 millones en vigilancia es un negocio lucrativo y floreciente

La primera misión naval de la UE, impulsada por España y Francia para luchar contra la piratería, se puso en marcha en noviembre de 2008. Bautizada como “Operación Atalanta”, el operativo internacional de vigilancia –además de España y Francia, en él participan Alemania, Holanda, Bélgica, Suecia, Chipre, Lituania y Gran Bretaña- protege a pesqueros, mercantes y barcos de pasajeros hasta una distancia de 500 millas de las costas somalíes. La zona, cercana al estrecho de Adén –puerta del mar Rojo y ruta comercial por la que se transporta el 30% del petróleo que se consume en Europa-, es lugar de paso de unos 30.000 barcos al año. A España, que participa en la operación con dos buques de la armada, más de 300 militares, 7 helicópteros y un avión de vigilancia marítima P3-Orión, la misión le cuesta 75 millones de euros anuales. Desde su puesta en marcha, la fuerza aeronaval europea ha capturado y enviado a la justicia de Kenia a 68 bandidos y los barcos secuestrados de los barcos se han reducido de 17 en el 2008 a 5 en los diez primeros meses de 2009.

3ª razón: 1.000 piratas y sus organizaciones son un fenómeno a tener en cuenta

Entre 1.000 y 1.500 piratas, estima la ONU, transitan por las aguas del Cuerno de África. Disponen de unas 60 embarcaciones, vehículos rápidos de fibra de vidrio equipados con motores fuera borda. Fernando Fernández Fadón, oficial de la Armada y analista internacional, los divide en cuatro grupos en su informe “Piratería en Somalia” elaborado en 2009: 1) Los guardacostas voluntarios nacionales: operan en el sur de Somalia, atacan pequeños barcos de pesca y están liderados por el antiguo caudillo somalí Mohamed Garad. 2) Grupos de Marka: mejor organizados que los anteriores y combinan los asaltos con el contrabando en la zona de Marka, al sur del país. 3) Los grupos de Puntlandia: los más antiguos de Somalia, conocidos como piratas “pescadores”, de edad avanzada que suelen utilizar pesqueros transformados. 4) Los Marines Somalíes: responsables del secuestro del Playa de Bakio y de casi todos los atuneros, es el grupo más peligroso y mejor organizado con una estructura de mando militar. Cuenta con un almirante general (Mohamed Ali Hassan), un almirante (Mohamed Osma), un vicealmirante (General Gray) y el jefe de actividades financieras (Mohamed Abdi Hassan). La piratería somalí ingresa entre 80 y 140 millones de dólares anuales.

4ª razón: 180.000 toneladas de atún y su actual defensa como especie protegida

El área que abarca del Cuerno de África a las islas Seychelles es hoy el principal caladero de pesca para España, sobre todo tras el agotamiento de las pesquerías de atún rojo circunscritas al Mediterráneo y al Atlántico. De la zona, España extrae cada año unas 180.000 toneladas de atún, destinadas prácticamente en su totalidad al sector conservero. Unas 30 embarcaciones de armadoras vascas faenan allí, aunque el 60% lo hace con bandera extranjera. Son barcos de hasta 100 metros de eslora con bodegas capaces de almacenar entre 1.000 y 2.500 toneladas de atún. Tras dos años en el mar, los buques entran en dique seco para una revisión. Unos 1.000 marineros trabajan en ellos (muchos inmigrantes), y alternan cuatro meses de trabajo con dos de descanso.

5ª razón: pesca ilegal, vertidos tóxicos y sus consecuencias

Los trece secuestradores del Alakrana son antiguos pescadores o ex marinos somalíes. La pérdida de los recursos pesqueros de la zona a principios de los 90 –en ello han tenido mucho que ver la sobreexplotación de las especies por parte de las compañías occidentales y los vertidos tóxicos- hizo que muchos de estos profesionales se lanzaran al pillaje. Más del 50% de las capturas en Somalia, Liberia y Guinea Conakry son ilegales. Según un informe encargado por el gobierno británico en 2005, unos 700 buques de compañías extranjeras faenan de manera ilegal en la zona, y la economía somalí pierde unos 65 millones de euros cada año por la pesca ilegal. El auge de la piratería se explica, además, por la inestabilidad política del país y la crisis alimentaria. La mitad de sus 8 millones de habitantes vive de la ayuda humanitaria.

6ª razón: España es el segundo productor mundial

Cada año, en todo el mundo, se capturan cuatro millones de toneladas de atún. El 21% de ellas, unas 800.000, se pescan en la zona del Índico. España es actualmente uno de los principales productores europeos y mundiales con unas 300.000 toneladas de atún capturado al año, de las que 180.000 se extraen del Cuerno de África. España es así el segundo productor mundial de conservas de atún, sólo superado por Tailandia. España exporta principalmente a Italia, Francia, Reino Unido, Portugal y Alemania, y estas exportaciones supusieron en 2006 unos 259 millones de euros.

7ª razón: mercenarios armados como la solución momentánea al conflicto

Siete atuneros vascos han contratado los servicios de la empresa británica de seguridad Minimal Risk para protegerse de los piratas. Minimal Risk embarcará en cada atunero cuatro ex militares armados con fusiles de asalto, pistolas y ametralladora, y cobrará unos 55.000 euros al mes a cada buque. Los barcos que han adoptado esta medida desesperada navegan bajo bandera de las Seychelles. Los atuneros con bandera española están sometidos a la Ley de Seguridad Privada Española, muy restrictiva en cuanto a las armas que se pueden utilizar a bordo (revólver de 38 mm y escopetas del 12), ahora algo más ampliado a los rifles de caza mayor o de tirador, aunque insuficientes para enfrentarse a los AK-47 o las granadas de los piratas.