La serie de Telecinco, dirigida por Salvador Calvo, se despidió anoche como líder del lunes con un excelente 19.1 por ciento de share y 3.519.000 espectadores.

Los lunes son una de las noches con mayor consumo televisivo. De ahí que las cadenas programen sus platos fuertes en el prime time del primer día de la semana. La ficción ‘El Ministerio del Tiempo’, el formato de tele-realidad ‘Casados a primera vista’ (de bodas entre anónimos) y la miniserie ‘Los Nuestros’, han luchado en esta contienda televisiva en las últimas semanas y, curiosamente, las tres ofertas han resistido. Todas han ganado, pues cada una de las propuestas ha conectado con un público complementario.

Si bien, sólo ha existido un líder real: ‘Los Nuestros’ de Telecinco, que ha sabido contar una luminosa historia, con el ejército como protagonista, donde se ha entremezclado la acción con la emoción.

La emoción es un elemento clave en cualquier ficción. Es evidente. Pero en ‘Los Nuestros’ se ha moldeado para conectar con el público fiel de la cadena principal de Mediaset. De hecho, se ha convertido en la miniserie más vista de la emisora desde ‘Niños Robados’ en 2013.

Este buen resultado de audiencia media se debe a un inteligente desarrollo de la historia, que no pierde la perspectiva de lo que significa realizar una ficción para una emisora de las características de Telecinco. Con unas tramas que no se estiran más de la cuenta, mantienen la tensión en un efectismo sin complejos y tampoco olvidan la importancia de que las secuencias entren por los ojos. Es decir, Los Nuestros es una producción bonita de ver.

La otra arista del éxito de Los Nuestros es el casting. Los responsables de la serie han dado en la diana en la elección de actores, de reputada trayectoria (interpretativa y mediática), como Hugo Silva, Blanca Suárez, Tristán Ulloa, Laia Marull o un brillante Álvaro Cervantes. También han destacado rostros más desconocidos para el gran público pero que, sin embargo, han proyectado su talento, como el trabajo desarrollado por Sergio Torrico que ha dado vida a Jony.

Terminó ‘Los Nuestros’. Fue breve, comercial, intensa y logró su cometido: no despertar indiferencia.
(Borja Terán en “República”)

BAÑO DE REALIDAD EN “PRIME TIME”
El éxito de la serie de Telecico “Los Nuestros” ha introducido en millones de hogares una verdad incómoda. La realidad de la amenaza yihadista, muy próxima a nuestro país, y una visión actualizada y cercana al Ejército español, sometido a grandes exigencias estos años. Un tema tabú hasta hace hace poco.

Dos escenas finales, crepusculares, de la miniserie de Telecinco “Los Nuestros” definen su mensaje: 17 ataúdes envueltos con la bandera de España; un comandante reflexionando amargamente junto a sus comandos que nadie en España sabe a qué se dedican, “que no estamos para dar comida y abrir colegios”. Un baño de cruda realidad y sangre en prime-time que se comieron crudo y acongojados tres millones y medio de espectadores, que, además de estremecerse por la muerte de un boina verde médico y sufrir por las heridas de Blanca Suárez, quizás tengan una idea más aproximada de la realidad que hay ahí fuera, al sur del Estrecho sin ir más lejos.

Esta serie de televisión ha puesto en pantalla en máxima audiencia (con notable éxito de público) una realidad que ha llegado con cuentagotas a la sociedad española. Mientras el Ministerio de Defensa hablaba de “operación de paz” en Afganistán, se filtraban desde el frente grabaciones de paracaidistas españoles atrincherados en Bala Murghab, hostigados por el “paqueo” (tiros de francotiradores) y voces entrecortadas por la adrenalina de jovencísimos tenientes de infantería dando instrucciones de fuego a sus fusileros. Morteros, helicópteros de ataque, blindados, operaciones especiales, España ha desplegado un importante catálogo de capacidades bélicas a varios escenarios.

A los “guerrilleros” de “Los nuestros” no todo les salió bien, como sucede a veces en la vida real. Su angustiosa pelea con la banda de yihadistas recuerda a los apuros que han pasado tropas muy especializadas y selectas como los SEAL norteamericanos, o los “boinas verdes” de la Legión Extranjera francesa, en situaciones similares. En los escenarios actuales, los españoles, hostigados por noches enteras en sus patrullas de nomadeo, a veces rodeados y aislados, nunca se han visto ante semejante catástrofe operativa.

La falta de rigor técnico en algunas escenas, el doméstico realismo de algunas situaciones (sexo en misiones), o anécdotas absurdas como la cresta de un teniente de “boinas verdes”, han creado cierta controversia en los más conservadores de los medios militares (aún hay alguno), que miran con ojo severo el apoyo que el Ejército ha dado a la producción de la serie de Telecinco. A cambio, millones de españoles se han dado un baño de realidad en lo que pasa más allá de los desfiles. Tropas altamente entrenadas, muy sacrificadas, de plena disponibilidad, que se enfrentan a un enemigo encarnizado y cruel. Y cercano.

La misión española en Malí está a pocas horas de avión de España. Al Qaeda del Magreb Islámico se mueve por la franja del Mediterráneo sur, Libia está en descomposición total, yihadistas españoles salen a la guerra santa desde España… Los secuestros –como el reciente de varios periodistas en Siria– son reales y dramáticos. El Gobierno español ha decidido históricamente negociar y pagar rescates. Quizás la decisión de rescatar a rehenes a sangre y fuego haya sido la mayor ficción de “Los Nuestros”, la mini serie que le ha quitado definitivamente el bigotillo franquista a los verdaderos “nuestros”.
(F. DE CASTRO. El Estrella Digital)